schwarz_girl_heart
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Din: El mundo d los corazones rotos
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'Rompen' las reglas de la tradición [NOTA]
MÉXICO.- No quieren oro ni quieren plata... Lo que quieren Anahí, Maite, Dulce, Alfonso, Christopher y Christian es romper la piñata y disfrutar una posada como cuando no tenían tantos compromisos de trabajo.
Y no es que se quejen, pero a lo largo de los cuatro años que llevan en RBD han descubierto que la fama a veces implica privarse de pequeños placeres, como quemar unas cuantas luces de bengala o lanzarse al piso sin contemplaciones para quedarse con un botín de dulces y frutas.
Por eso, no es de extrañar que el entusiasmo los domine y que, en consecuencia, la posada que disfrutan se desarrolle en forma diferente a como dicta la tradición.
"Ésta es la primera que tenemos en cuatro años, porque no tenemos tiempo de posadas, pero lo que sí vamos a hacer es un intercambio navideño, para festejar aunque sea antes de las vacaciones", dice Maite.
"El año pasado fue tristísimo, porque nos dimos los regalos en la camioneta, rumbo al aeropuerto, pero ahora queremos ver si podemos organizar algo más en forma", añade con un dejo de nostalgia.
Lo primero que llama la atención de los "rebeldes" son las luces de bengala, cuyos destellos les traen algunos recuerdos.
"Hace mucho, cuando era chiquito, me encantaba ir a las posadas, porque es una tradición muy mexicana y una época de pura fiesta. Era muy padre, porque siempre te enterabas de dónde iba a haber una y te lanzabas", recuerda Alfonso.
Pero, ¡alto!, se están saltando varios pasos, pues antes deben entonar aquello de "Eeen el nombre del cieeelooo, ooos pido posaaada...", con su respectiva velita y letanía escrita, para que no haya errores.
A regañadientes, los "rebeldes" dejan sus lucecitas a un lado y se disponen a cantar. Pero éstos son unos "peregrinos" bastante impacientes, así que hacen una edición del cántico y toman por asalto la "morada".
El siguiente objetivo es la brillante piñata que se balancea con lentitud, como retándolos a probar si son capaces de derrotar a los pecados que representan sus siete picos.
"¡Dale, dale, dale, no pierdas el tino!", entonan a coro mientras el primer intérprete se dispone a dar de palos a la estrella azul y plata.
"¡Christopher, cuidado!", grita Anahí entre asustada y divertida, al ver que el entusiasmo de su compañero amenaza con desbordarse.
Todos acordaron no cubrirse los ojos para evitar un accidente (¿o para asegurar el objetivo?), así que la piñata recibe una buena tanda de golpes de cada miembro de la banda.
Las chicas se muestran un poco más cautelosas, pero Anahí aprovecha para subirse en la espalda de Christopher para animar desde ahí a Poncho en su turno.
A pesar de que seguían cantando, nadie quitaba la vista de los puntos débiles de la ya maltrecha estrella, pues era seguro que en cualquier momento dejaría escapar su tesoro.
Y fue Christian quien por fin logró que una lluvia de mandarinas, cañas, naranjas, tejocotes y limas se precipitara sobre el piso, mientras sus compañeros se lanzaban sin contemplaciones a su caza.
Anahí no pudo contener la emoción y, aunque cayó sobre su propia pierna, se olvidó del dolor para arrebatar parte del botín a sus amigos.
Una vez pasada la euforia, aunque sin descuidar sus dulces y frutas, los seis RBD agradecen la oportunidad de revivir recuerdos y compartir el espíritu navideño... Ah, y para mandarle un mensaje a Santa Clos.
"(Que los medios) se fijaran más en nuestro trabajo y no tanto en cosas amarillistas... Estaría padre, pero sé que es mucho pedir", afirma Christian.
"También creo que depende de nosotros tomarlo de manera positiva, porque hay experiencias que nos dejan enseñanzas aun sin que nos demos cuenta. Por eso hay que pedirle a la vida que, de los golpes, nos dé los menores", concluye.
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